Todavía impactado por la noticia del fallecimiento de mi antiguo profesor, Herminio Barreiro, escribo estas breves palabras lleno de tristeza. Y recodarle, me duele.(Rememoro el título de su último libro de memorias autobiográficas que publicó hace un par de años, Recordar Doe). Me duele no haber conversado con él todo lo que hubiera deseado, aunque tuve la gran fortuna de hacerlo durante el tiempo de mi formación como pedagogo en la Univeridad de Santiago de Compostela hace ya casi treinta años atrás. De él aprendí muchas cosas, pero sobre todo que la educación es indispensable para construir una sociedad más justa y democrática. Herminio, siempre lo fue, pero hoy más que nunca, debemos recordarle como maestro y referente intelectual para mi generación de pedagogos gallegos.
Creo que era de los últimos representantes de una estirpe de docentes antiguos que poseían el don de la palabra, la magia de la voz. En sus clases no necesitaba ni artificios ni artilugios electrónicos para motivar y atraer la atención de los estudiantes. Se sentaba en su mesa y hablaba. Hablaba de la educación en el mundo griego y romano. Hablaba de la educación medieval. Hablaba de los ilustrados y, sobre todo, de Rousseau -un autor al que admiraba- y nos contagiaba su apego a lo que representó la ILE (la Institución de Libre Enseñanza). Eran clases magistrales puras, al estilo decimonónico, pero absolutamente gratificantes y llenas de interés. El don de la palabra. Me duele recordarlo, pero me gratifica haber tenido la oportunidad de haber vivido aquellas clases de Herminio en las tardes lluviosas de la ciudad de Santiago.
Creo que era de los últimos representantes de una estirpe de docentes antiguos que poseían el don de la palabra, la magia de la voz. En sus clases no necesitaba ni artificios ni artilugios electrónicos para motivar y atraer la atención de los estudiantes. Se sentaba en su mesa y hablaba. Hablaba de la educación en el mundo griego y romano. Hablaba de la educación medieval. Hablaba de los ilustrados y, sobre todo, de Rousseau -un autor al que admiraba- y nos contagiaba su apego a lo que representó la ILE (la Institución de Libre Enseñanza). Eran clases magistrales puras, al estilo decimonónico, pero absolutamente gratificantes y llenas de interés. El don de la palabra. Me duele recordarlo, pero me gratifica haber tenido la oportunidad de haber vivido aquellas clases de Herminio en las tardes lluviosas de la ciudad de Santiago.
Vine a vivir a Canarias hace ya mucho tiempo y perdí la comunicación directa y cotidiana con él. Sin embargo, siempre continué manteniendo, con mayor o menor intensidad, contactos. Siempre que visitaba la Facultad de Educación en Santiago solía pasar por su despacho para conversar. Y en estos últimos tiempos hice todo lo posible para que visitara Tenerife intentando organizarle alguna conferencia para que la impartiera en La Laguna sobre el campo en el que era especialista: la Historia de la Educación. La publicación de su libro de memorias fue un magnífico pretexto para volver a invitarlo a que conociera esta isla, (siempre me decía que nunca había estado en Canarias) y cuando ya habíamos gestionado la fecha y la financiación necesaria, me comunicó que no podría venir por motivos de salud y que teníamos que retrasar el viaje. Nuncá pensé que este retraso sería ya definitivo.
Hace cinco años, le pedí a Herminio que prologara un libro que acababa de escribir (La educación en el laberinto tecnológico. De la escritura a las máquinas digitales) y en el que quise hacer una reflexión amplia sobre los procesos de cambio social, cultural y educativo que estaban provocando la omnipresencia de las tecnologías digitales en nuestra sociedad. Aquel prólogo lo tituló "Junto a las aguas del Atlántico". Ahora lo tengo entre mis dedos y, emocionado, lo releo. Mi mejor homenaje a Herminio es también compartirlo con Uds. In memoriam.
La prensa gallega ha dado noticia de su fallecimiento
EL PAIS (Galicia)
El blog Brétemas (de Manuel Bragado, editor de Xerais y pedagogo con quien compartí muchas conversaciones junto con Herminio en nuestros tiempos estudiantiles) también acaba de publicar un breve comentario de la noticia
En el blog de Fírgoa se recogen algunas entrevistas, noticias y referencias publicadas sobre Herminio
5 comentarios:
Todos estamos muy tristes, ahora somos mas pobres de espíritu porque no tenemos la oportunidad de su saludo cálido, de su palabra inteligente, de su agudo sentido del humor. En Santiago nos hemos quedado huerfanos de talento, de sabiduría y de calidez.
Con perdón...creo que les/nos toca recoger el testigo que Herminio nos legó...Son ustedes los ahora profesores de la universidad los que tienen el reto de construir una educación mejor... desde la práctica y con la oportunidad de enseñar todos los días... ese es el mejor homenaje al profesor que reflexionaba caminando por el campus...buscando respuestas a las preguntas de su tiempo.
Yo lo voy a hacer...
CARLOS VARELA
Aprendiz de pedagogo
http://pedagoxiagalega.blogaliza.org/
Herminio me dio clase , me enseño ,durante tres años (73 74 75 ) en carabanchel Madrid .Tenia yo, 11 12 13 años y me hizo descubrir un mundo de libros y conocimientos.Me enseño lengua y frances .Con el creamos la primera biblioteca del centro yendo los sabados a comprar libros a la cuesta de Moyano.Era un autentico crak ,implicado en la enseñanza.Hoy soy profesor de Secundaria-bachillerato en Fuenlabrada madrid y aunque doy Matematicas fisica quimica no olvido algunas cosas suyas (su lenguaje claro y directo,humano)
He sentido su muerte pero me gustaria creer que algo de él ha quedado en los que recibimos sus enseñanzas.
DESCANSE EN PAZ
Profesor, compañero, amigo... ahora como dice Manuel podemos comprender que "Recordar Doe" pero lo comprendemos con el orgullo del tiempo compartido, de la palabra respetuosa, de la enseñanza que no se olvida. La Pedagogía y la Historia de la Educación en Galicia debe concederle un lugar destacado y un recuerdo permanente al profesor que desde el aula o desde la escalinata de Platerías nos hizo amar un poco más la Educación.
Hace unos días me enteré del fallecimiento de D. Herminio. Yo también fui alumno suyo en un instituto de Carabanchel en los años 65-70. Nos daba clases de francés, nos recomendaba libros y nos ponía en un viejo tocadiscos artistas franceses, desde Edith Piaf hasta Charles Aznavour. Nunca le he olvidado y por el contrario no me acuerdo de nada de otros profesores que también me dieron clase. Qué pena tengo por no haber intentado antes localizarle. He llegado tarde, me hubiera gustado decirle todo lo que aprendí de él, la honestidad, la educación, la sencillez, la importancia de la justicia social. Soy y seré de izquierdas mientras viva gracias a él. Un abrazo muy fuerte para su familia y amigos.
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