Hoy entrevistamos a un experto que no es docente ni investigador educativo. He considerado necesario, en un blog como este, dar la voz (en este caso, mediante la palabra escrita) a una persona procedente del mundo de las bibliotecas para que nos hable de los libros, la educación y las tecnologías. Su nombre es FERNANDO RODRÍGUEZ JUNCO. Fue durante varios años director de la Biblioteca de la Universidad de La Laguna. Su experiencia en torno a la organización y gestión de los libros es indudable, pero a la vez, es un bibliotecario sensible y profundamente comprometido con la adaptación de las bibliotecas a las nuevas exigencias y posibilidades derivadas de las tecnologías digitales.
Antes de presentarles las respuestas de Fernando a las preguntas formuladas me gustaría recordarles algo que considero importante: las bibliotecas son las organizaciones culturales más antiguas de la civilización humana. Su nacimiento se remonta a épocas prerrománicas y en la antigëdad hubo Bibliotecas como la de Alejandría cuya fama ha pervivido a lo largo de siglos. Por otra parte hoy en día muchos autores definen a Internet como la biblioteca de la era digital que está permitiendo convertir en realidad aquel sueño de los Ilustrados franceses del siglo XVIII de juntar en un único espacio -en este caso virtual- todo el conocimiento generado por el ser humano. Nada más, quiero agradecer a Fernando que amablemente haya aceptado dar respuesta al cuestionario que le envié. Espero que disfruten con sus comentarios y respuestas.
¿Cuál crees que es el futuro de los libros en una sociedad tan dominada por las tecnologías digitales y lo audiovisual?
Creo que el libro –tal y como lo conocemos en la actualidad- tiene aún mucho futuro, si bien es cierto que en determinados ámbitos, que hasta hoy le han estado reservados casi en exclusiva, va perdiendo esa preeminencia. En tipologías librarias como enciclopedias, diccionarios –en argot profesional obras de referencia- revistas científicas, etc. el texto impreso tiende a desaparecer totalmente. Pero no es menos cierto que hablar de poesía, novela, ensayo, etc. parece estar indisolublemente unido al texto impreso. Al menos de momento.
Puede que futuras generaciones puedan reflexionar en profundidad y transmitir el resultado de esas reflexiones utilizando para ello un teclado de ordenador y una pantalla, o los mecanismos que les sustituyan, pero de momento parece que la lectura reflexiva y sosegada requiere del soporte papel.
También hemos de recordar que una parte muy importante del legado cultural de la humanidad hasta el presente se encuentra recogido en libros, códices manuscritos, etc. y que su digitalización para una mayor divulgación y mayor acceso, no sustituyen a los originales.
Antes de presentarles las respuestas de Fernando a las preguntas formuladas me gustaría recordarles algo que considero importante: las bibliotecas son las organizaciones culturales más antiguas de la civilización humana. Su nacimiento se remonta a épocas prerrománicas y en la antigëdad hubo Bibliotecas como la de Alejandría cuya fama ha pervivido a lo largo de siglos. Por otra parte hoy en día muchos autores definen a Internet como la biblioteca de la era digital que está permitiendo convertir en realidad aquel sueño de los Ilustrados franceses del siglo XVIII de juntar en un único espacio -en este caso virtual- todo el conocimiento generado por el ser humano. Nada más, quiero agradecer a Fernando que amablemente haya aceptado dar respuesta al cuestionario que le envié. Espero que disfruten con sus comentarios y respuestas.
Dinos quién eres y cuál ha sido tu trayectoria profesional
Me llamo Fernando Rodríguez Junco, nací en La Laguna, en la isla de Tenerife (Canarias) el 18 de mayo de 1955, soy Graduado Social y Licenciado en Ciencias de la Información por la ULL, Master en Documentación Digital por la Universitat Pompeu Fabra y Facultativo de Bibliotecas de la Universidad de La Laguna. Desde febrero de 1980 trabajo como bibliotecario en la Universidad de La Laguna, recorriendo todas las escalas profesionales y ocupando varios puestos de trabajo durante los 27 años de trayectoria profesional. Entre marzo de 1998 y octubre de 2006, ocupé la Dirección de la BULL, a la que renuncié en la citada fecha por motivos personales. En ese momento pasé a ocupar la Subdirección de Nuevas Tecnologías y Normalización, cargo que ocupo en la actualidad. De formación autodidacta en biblioteconomía, mi trayectoria profesional me ha llevado a especializarme en informática documental, en documentación digital y en la gestión de recursos humanos en bibliotecas. También cuento con experiencia en el ámbito de la evaluación y planificación de servicios bibliotecarios. En todos estos años mi vinculación con el uso de las TIC en las bibliotecas ha sido constante.
Me llamo Fernando Rodríguez Junco, nací en La Laguna, en la isla de Tenerife (Canarias) el 18 de mayo de 1955, soy Graduado Social y Licenciado en Ciencias de la Información por la ULL, Master en Documentación Digital por la Universitat Pompeu Fabra y Facultativo de Bibliotecas de la Universidad de La Laguna. Desde febrero de 1980 trabajo como bibliotecario en la Universidad de La Laguna, recorriendo todas las escalas profesionales y ocupando varios puestos de trabajo durante los 27 años de trayectoria profesional. Entre marzo de 1998 y octubre de 2006, ocupé la Dirección de la BULL, a la que renuncié en la citada fecha por motivos personales. En ese momento pasé a ocupar la Subdirección de Nuevas Tecnologías y Normalización, cargo que ocupo en la actualidad. De formación autodidacta en biblioteconomía, mi trayectoria profesional me ha llevado a especializarme en informática documental, en documentación digital y en la gestión de recursos humanos en bibliotecas. También cuento con experiencia en el ámbito de la evaluación y planificación de servicios bibliotecarios. En todos estos años mi vinculación con el uso de las TIC en las bibliotecas ha sido constante.
Hoy, 23 abril es el día del libro. ¿Qué libro o libros estás leyendo en estos momentos?
Llevo una temporada de lecturas dispersas y variadas –me pasa con relativa frecuencia- después de un período enganchado a la novela negra. Ahora mismo estoy con dos ensayos, uno de historia, La historia del mundo en seis tragos de Tom Standage (Barcelona; Debate, 2006), y otro de literatura, El mago de Viena de Sergio Pitol (Valencia: Pre-textos, 2005). Dos novelas, La fortuna de Matilda Turpin de Álvaro Pombo (Barcelona: Planeta, 2006) y Manhattan Transfer de John Dos Pasos (Madrid: El País, 2003).
Llevo una temporada de lecturas dispersas y variadas –me pasa con relativa frecuencia- después de un período enganchado a la novela negra. Ahora mismo estoy con dos ensayos, uno de historia, La historia del mundo en seis tragos de Tom Standage (Barcelona; Debate, 2006), y otro de literatura, El mago de Viena de Sergio Pitol (Valencia: Pre-textos, 2005). Dos novelas, La fortuna de Matilda Turpin de Álvaro Pombo (Barcelona: Planeta, 2006) y Manhattan Transfer de John Dos Pasos (Madrid: El País, 2003).
¿Cuál crees que es el futuro de los libros en una sociedad tan dominada por las tecnologías digitales y lo audiovisual?
Creo que el libro –tal y como lo conocemos en la actualidad- tiene aún mucho futuro, si bien es cierto que en determinados ámbitos, que hasta hoy le han estado reservados casi en exclusiva, va perdiendo esa preeminencia. En tipologías librarias como enciclopedias, diccionarios –en argot profesional obras de referencia- revistas científicas, etc. el texto impreso tiende a desaparecer totalmente. Pero no es menos cierto que hablar de poesía, novela, ensayo, etc. parece estar indisolublemente unido al texto impreso. Al menos de momento.
Puede que futuras generaciones puedan reflexionar en profundidad y transmitir el resultado de esas reflexiones utilizando para ello un teclado de ordenador y una pantalla, o los mecanismos que les sustituyan, pero de momento parece que la lectura reflexiva y sosegada requiere del soporte papel.
También hemos de recordar que una parte muy importante del legado cultural de la humanidad hasta el presente se encuentra recogido en libros, códices manuscritos, etc. y que su digitalización para una mayor divulgación y mayor acceso, no sustituyen a los originales.
¿En qué medida y de qué modo la digitalización de la información está transformado a las Bibliotecas como espacios de acceso al conocimiento?
El libro o el texto impreso ha sido la única tecnología capaz de transmitir y fijar la información durante siglos. Antes de la imprenta era también la palabra escrita sobre diversos soportes físicos el vehículo de la cultura. Y esto ha sido así desde los inicios de la escritura hasta bien entrado el siglo XIX, cuando la fotografía amplió esas posibilidades. El siglo XX ha sido el de la diversificación y multiplicación de los medios de transmisión de la información. Durante todo él, han ido apareciendo sistemas de conservación y almacenamiento del conocimiento que han acompañado a la imprenta en el intento de la humanidad de dejar constancia de sus logros. Casi todos ellos han tenido un papel auxiliar o secundario en esta tarea. Fotografías, el microfilm, material proyectable, grabaciones sonoras (en varios soportes), y luego la imagen en movimiento y el sonido.
La incorporación de todas estas tecnologías ha supuesto transformaciones en el funcionamiento de las bibliotecas, aunque éstas no han sido transformaciones profundas. Por ejemplo, la incorporación de material proyectable no sólo obligó a modificar las normas de catalogación y a preparar depósitos más adecuados para su conservación y organización que las estanterías, sino que introdujo nuevos problemas para la conservación de los materiales y nuevas tecnologías que permitieran su uso. Pero todos estos cambios no representan transformaciones profundas en la vida de la biblioteca.
Sin embargo, la aparición y desarrollo de la tecnología informática y de comunicaciones por un lado, la tecnología audiovisual por otro, y sobre todo la combinación de ambas, está acaparando un protagonismo cada vez más notable en la transmisión de la información y el conocimiento. Un protagonismo que hoy ya podemos calificar de hegemónico y que parece acrecentarse con el tiempo.
Y estas tecnologías sí que suponen una transformación rotunda y profunda en la organización y el funcionamiento de la Biblioteca. No sólo porque su introducción supone una necesidad de “alfabetizar” en otras habilidades básicas que permitan el uso provechoso de estas tecnologías, sino que producen un cambio profundo en la forma en que accedemos al conocimiento.
A modo de ejemplo, basta con citar los servicios de biblioteca digital, on-line o como quiera llamarse, que permite a un usuario acceder y utilizar la biblioteca a cualquier hora y lugar siempre que disponga de un ordenador conectado a Internet.
El libro o el texto impreso ha sido la única tecnología capaz de transmitir y fijar la información durante siglos. Antes de la imprenta era también la palabra escrita sobre diversos soportes físicos el vehículo de la cultura. Y esto ha sido así desde los inicios de la escritura hasta bien entrado el siglo XIX, cuando la fotografía amplió esas posibilidades. El siglo XX ha sido el de la diversificación y multiplicación de los medios de transmisión de la información. Durante todo él, han ido apareciendo sistemas de conservación y almacenamiento del conocimiento que han acompañado a la imprenta en el intento de la humanidad de dejar constancia de sus logros. Casi todos ellos han tenido un papel auxiliar o secundario en esta tarea. Fotografías, el microfilm, material proyectable, grabaciones sonoras (en varios soportes), y luego la imagen en movimiento y el sonido.
La incorporación de todas estas tecnologías ha supuesto transformaciones en el funcionamiento de las bibliotecas, aunque éstas no han sido transformaciones profundas. Por ejemplo, la incorporación de material proyectable no sólo obligó a modificar las normas de catalogación y a preparar depósitos más adecuados para su conservación y organización que las estanterías, sino que introdujo nuevos problemas para la conservación de los materiales y nuevas tecnologías que permitieran su uso. Pero todos estos cambios no representan transformaciones profundas en la vida de la biblioteca.
Sin embargo, la aparición y desarrollo de la tecnología informática y de comunicaciones por un lado, la tecnología audiovisual por otro, y sobre todo la combinación de ambas, está acaparando un protagonismo cada vez más notable en la transmisión de la información y el conocimiento. Un protagonismo que hoy ya podemos calificar de hegemónico y que parece acrecentarse con el tiempo.
Y estas tecnologías sí que suponen una transformación rotunda y profunda en la organización y el funcionamiento de la Biblioteca. No sólo porque su introducción supone una necesidad de “alfabetizar” en otras habilidades básicas que permitan el uso provechoso de estas tecnologías, sino que producen un cambio profundo en la forma en que accedemos al conocimiento.
A modo de ejemplo, basta con citar los servicios de biblioteca digital, on-line o como quiera llamarse, que permite a un usuario acceder y utilizar la biblioteca a cualquier hora y lugar siempre que disponga de un ordenador conectado a Internet.
Desde tu punto de vista los niños y jóvenes actuales ¿leen más o menos que hace unas décadas atrás? ¿son más o menos cultos que las generaciones precedentes?
Creo que los jóvenes actuales leen más, mucho más que en tiempos pasados. Hay que reconocer que la enseñanza obligatoria ha permitido generalizar la educación a toda la población, cosa que hace unas décadas era una utopía. Entonces existía una minoría muy culta, que leía mucho, quizá más que ahora puesto que no existía la feroz competencia que ofrece la televisión, los audiovisuales e Internet, pero la gran mayoría de la población no tenía facilidad para acceder a la cultura. Yo hice el servicio militar en 1976 y en mi unidad, compuesta por unos 150 soldados, casi el 50% no sabía leer ni escribir. Muchos de los restantes no habían leído un libro en su vida.
La enseñanza obligatoria ha conseguido que todos los jóvenes, en la actualidad, hayan leído durante su permanencia en la escuela e inculcar en muchos de ellos el hábito de la lectura para toda la vida.
Creo que los jóvenes actuales leen más, mucho más que en tiempos pasados. Hay que reconocer que la enseñanza obligatoria ha permitido generalizar la educación a toda la población, cosa que hace unas décadas era una utopía. Entonces existía una minoría muy culta, que leía mucho, quizá más que ahora puesto que no existía la feroz competencia que ofrece la televisión, los audiovisuales e Internet, pero la gran mayoría de la población no tenía facilidad para acceder a la cultura. Yo hice el servicio militar en 1976 y en mi unidad, compuesta por unos 150 soldados, casi el 50% no sabía leer ni escribir. Muchos de los restantes no habían leído un libro en su vida.
La enseñanza obligatoria ha conseguido que todos los jóvenes, en la actualidad, hayan leído durante su permanencia en la escuela e inculcar en muchos de ellos el hábito de la lectura para toda la vida.
Hoy en día, la alfabetización no sólo debe consistir en formarse y dominar la lectoescritura. Para tí ¿cómo debiera ser la alfabetización que debiera proporcionar la escuela para los ciudadanos del siglo XXI?
Si nos preguntamos ¿Qué habilidades básicas debe poseer una persona en la sociedad actual? Debemos buscar las características más definitorias de esa sociedad. En mi opinión, esas características esenciales pueden resumirse en: Un mundo global y tecnológico, con un fuerte predominio de las TIC.
Si esto es cierto, la alfabetización debe comprender no sólo el dominio de la lectoescritura, sino proporcionar manejo de una lengua diferente a la propia, dominio a nivel de usuario de las TIC –manejo del ordenador y de los programas de uso más generales –correo electrónico, Internet, ofimática, etc.- y habilidades para recuperar y valorar la información.
Por tanto, creemos que en todos los niveles educativos se debe procurar que los estudiantes adquieran habilidades relacionadas con la lectoescritura y el conocimiento de la lengua materna, el dominio de otra u otras lenguas, el manejo de ordenadores e Internet y la búsqueda de información.
El modelo de centros de recursos que proponemos para las bibliotecas en el entorno educativo pretende convertirse en un apoyo indispensable para promover la adquisición de estas habilidades y, si esto se hace con las debidas garantías en cuanto a disponibilidad de medios y de personal, podrá contribuir a recortar la brecha digital entre sectores sociales.[1]
Si nos preguntamos ¿Qué habilidades básicas debe poseer una persona en la sociedad actual? Debemos buscar las características más definitorias de esa sociedad. En mi opinión, esas características esenciales pueden resumirse en: Un mundo global y tecnológico, con un fuerte predominio de las TIC.
Si esto es cierto, la alfabetización debe comprender no sólo el dominio de la lectoescritura, sino proporcionar manejo de una lengua diferente a la propia, dominio a nivel de usuario de las TIC –manejo del ordenador y de los programas de uso más generales –correo electrónico, Internet, ofimática, etc.- y habilidades para recuperar y valorar la información.
Por tanto, creemos que en todos los niveles educativos se debe procurar que los estudiantes adquieran habilidades relacionadas con la lectoescritura y el conocimiento de la lengua materna, el dominio de otra u otras lenguas, el manejo de ordenadores e Internet y la búsqueda de información.
El modelo de centros de recursos que proponemos para las bibliotecas en el entorno educativo pretende convertirse en un apoyo indispensable para promover la adquisición de estas habilidades y, si esto se hace con las debidas garantías en cuanto a disponibilidad de medios y de personal, podrá contribuir a recortar la brecha digital entre sectores sociales.[1]
Eres defensor de transformar las bibliotecas en centros de recursos ¿puedes explicarnos en qué consiste esto? ¿Qué papel debieran tener las bibliotecas en los centros escolares?
En mi opinión un CRAI (es decir, un Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación) es básicamente un servicio universitario que tiene como objetivo ayudar a los profesores y a los estudiantes a resolver sus problemas no solo informativos sino de aprendizaje, de formación, de gestión y de resolución de problemas, técnicos, metodológicos y de conocimiento. Esta sería la definición más genérica.
Las ideas fundamentales que subyacen tras esta construcción teórica son:
1º) Una visión de servicio proactivo, esto es que construye su oferta estudiando las necesidades y carencias de sus usuarios, anticipando la oferta de servicios a que se formule la demanda y adaptando aquella a las necesidades cambiantes de los usuarios. Esta es una idea innovadora en los servicios universitarios que, hasta el presente, funcionan de forma reactiva.
2º) Se trata de coordinar e integrar unos servicios preexistentes de forma que trabajen como un sistema y que esta coordinación produzca además servicios nuevos. Se pretende que la fusión o combinación de estos servicios produzca además de una mejora de calidad de sus respectivas ofertas, un grupo de nuevos productos diseñados específicamente para dar pronta respuesta a nuevas necesidades cambiantes de los usuarios.
3º) Promover la aparición de unos puestos de trabajo más adaptados a las necesidades actuales, con perfiles profesionales nuevos entre cuyas características distintivas esté la vocación de reciclaje permanente para adaptarse a los cambios y la incorporación de habilidades formativas.
No debemos olvidar que toda esta nueva visión de los servicios de apoyo a la docencia y la investigación –como se les ha denominado genéricamente hasta el presente- se basa en dos premisas: La necesidad de cambio de paradigma educativo, que el EEES ha puesto de manifiesto y la necesidad de optimizar los recursos disponibles para justificar ante la sociedad los fuertes costes que la educación universitaria comporta.
El papel que debe cumplir la biblioteca escolar es la de apoyar y favorecer la adquisición de habilidades transversales básicas para un aprendizaje eficiente. Es decir proponemos como objetivo central de la biblioteca escolar el de apoyar las labores de alfabetización, tal y como las hemos explicado más arriba.
En mi opinión un CRAI (es decir, un Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación) es básicamente un servicio universitario que tiene como objetivo ayudar a los profesores y a los estudiantes a resolver sus problemas no solo informativos sino de aprendizaje, de formación, de gestión y de resolución de problemas, técnicos, metodológicos y de conocimiento. Esta sería la definición más genérica.
Las ideas fundamentales que subyacen tras esta construcción teórica son:
1º) Una visión de servicio proactivo, esto es que construye su oferta estudiando las necesidades y carencias de sus usuarios, anticipando la oferta de servicios a que se formule la demanda y adaptando aquella a las necesidades cambiantes de los usuarios. Esta es una idea innovadora en los servicios universitarios que, hasta el presente, funcionan de forma reactiva.
2º) Se trata de coordinar e integrar unos servicios preexistentes de forma que trabajen como un sistema y que esta coordinación produzca además servicios nuevos. Se pretende que la fusión o combinación de estos servicios produzca además de una mejora de calidad de sus respectivas ofertas, un grupo de nuevos productos diseñados específicamente para dar pronta respuesta a nuevas necesidades cambiantes de los usuarios.
3º) Promover la aparición de unos puestos de trabajo más adaptados a las necesidades actuales, con perfiles profesionales nuevos entre cuyas características distintivas esté la vocación de reciclaje permanente para adaptarse a los cambios y la incorporación de habilidades formativas.
No debemos olvidar que toda esta nueva visión de los servicios de apoyo a la docencia y la investigación –como se les ha denominado genéricamente hasta el presente- se basa en dos premisas: La necesidad de cambio de paradigma educativo, que el EEES ha puesto de manifiesto y la necesidad de optimizar los recursos disponibles para justificar ante la sociedad los fuertes costes que la educación universitaria comporta.
El papel que debe cumplir la biblioteca escolar es la de apoyar y favorecer la adquisición de habilidades transversales básicas para un aprendizaje eficiente. Es decir proponemos como objetivo central de la biblioteca escolar el de apoyar las labores de alfabetización, tal y como las hemos explicado más arriba.
¿Crees acertada la metáfora de que "Internet es el mito de la biblioteca universal" accesible desde el hogar?
Desde luego, jamás hubo tal cantidad de información disponible para cualquier individuo, de una forma tan simple, ni ha sido tan real la posibilidad de disponer de una versión digital de toda-¡TODA!- la información contenida en todas las bibliotecas del mundo. Disponible sin ataduras espacio-temporales.
Desde 1895, año en que se celebró el Congreso Internacional de Bibliografía en París, el movimiento bibliotecario mundial ha estado promoviendo fórmulas que permitieran a todos el acceso a la información contenida en las bibliotecas de todo el mundo. Pero ni las visiones más utópicas dentro de este movimiento, pudieron soñar con lo que ya nos ofrece la red y las posibilidades que se abren día a día. Sólo un problema, y no menor, el de la conservación de la documentación digital –sobretodo la información que se produce en línea-, proyecta algunas sombras sobre el futuro.
Desde luego, jamás hubo tal cantidad de información disponible para cualquier individuo, de una forma tan simple, ni ha sido tan real la posibilidad de disponer de una versión digital de toda-¡TODA!- la información contenida en todas las bibliotecas del mundo. Disponible sin ataduras espacio-temporales.
Desde 1895, año en que se celebró el Congreso Internacional de Bibliografía en París, el movimiento bibliotecario mundial ha estado promoviendo fórmulas que permitieran a todos el acceso a la información contenida en las bibliotecas de todo el mundo. Pero ni las visiones más utópicas dentro de este movimiento, pudieron soñar con lo que ya nos ofrece la red y las posibilidades que se abren día a día. Sólo un problema, y no menor, el de la conservación de la documentación digital –sobretodo la información que se produce en línea-, proyecta algunas sombras sobre el futuro.
Para terminar: recomiéndanos uno o dos libros que hablen de los libros
Hay multitud de libros que exploran el mundo del libro, la lectura y la biblioteca. Los manuales técnicos proliferan, pero me parecen más interesantes aquellos textos que nos acercan al mundo del libro y la biblioteca con una visión más apasionada que técnica.
Un acercamiento diferente al mundo de los libros y de las bibliotecas se puede encontrar en Mundolibro de Henry Petroski (Barcelona:Edhasa, 2002). Este profesor, historiador de las tecnologías, aborda la historia de las bibliotecas reconstruyendo la historia de la estantería.
Mirada original, sorprendente y apasionada al mundo de la biblioteca y los libros es la de Alberto Manguel. La Biblioteca de noche (Madrid: Alianza, 2006) o Una historia de la lectura (Madrid: Alianza, 2006) son dos de las varias obras de este autor dedicadas al libro y a la lectura.
Francisco Mendoza Díaz-Maroto en La pasión por los libros. Un acercamiento a la Bibliofilia (Madrid: Espasa, 2002) se propone, y consigue en un ameno texto, un trabajo clásico en este género: la descripción de los ejemplares que el autor ha conseguido reunir.
La Laguna, mayo de 2007
[1] Comparto la opinión de Susana Morales, tu última entrevistada, sobre el diferente acceso a las TIC según los segmentos de población.
Hay multitud de libros que exploran el mundo del libro, la lectura y la biblioteca. Los manuales técnicos proliferan, pero me parecen más interesantes aquellos textos que nos acercan al mundo del libro y la biblioteca con una visión más apasionada que técnica.
Un acercamiento diferente al mundo de los libros y de las bibliotecas se puede encontrar en Mundolibro de Henry Petroski (Barcelona:Edhasa, 2002). Este profesor, historiador de las tecnologías, aborda la historia de las bibliotecas reconstruyendo la historia de la estantería.
Mirada original, sorprendente y apasionada al mundo de la biblioteca y los libros es la de Alberto Manguel. La Biblioteca de noche (Madrid: Alianza, 2006) o Una historia de la lectura (Madrid: Alianza, 2006) son dos de las varias obras de este autor dedicadas al libro y a la lectura.
Francisco Mendoza Díaz-Maroto en La pasión por los libros. Un acercamiento a la Bibliofilia (Madrid: Espasa, 2002) se propone, y consigue en un ameno texto, un trabajo clásico en este género: la descripción de los ejemplares que el autor ha conseguido reunir.
La Laguna, mayo de 2007
[1] Comparto la opinión de Susana Morales, tu última entrevistada, sobre el diferente acceso a las TIC según los segmentos de población.
Muchas gracias, Fernando.
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